La asertividad

¿Alguna vez te has sentido culpable al decir “no”? 
¿Dices cosas que no sientes para quedar bien? 
¿Te preocupas más de complacer a los demás que a ti mismo?


Si alguna vez te has sentido así, entonces quizá no seas una persona asertiva.

La asertividad es la conciencia de los propios derechos. Y cuidado porque no hablamos de ser agresivo o prepotente, sino de hacerlos valer con educación, de saber negociar.


La asertividad es esencial para sentirnos a gusto con nosotros mismos, para querernos:
  • Porque implica autoafirmación y respeto, tanto por los demás como por nosotros mismos. 
  • Porque implica asegurar con firmeza y decisión cuanto decimos y hacemos, aceptándonos tal cual somos. 
  • Porque implica autoestima: no podemos hacernos respetar si nosotros mismos no nos creemos merecedores de respeto.

Cuando somos capaces de hablar y de discrepar sin miedo al rechazo, cuando somos capaces de decir no a las exigencias de los otros y obramos sin sumisión. Cuando aceptamos nuestras propias equivocaciones y las comprendemos de la misma manera que las aceptamos en los demás, entonces estamos siendo asertivos.

No se trata de sentirnos superiores, sino de conocernos y valorarnos en la justa medida; de forma racional, realista y positiva. Se trata de ser capaces de expresar tanto sentimientos positivos como la gratitud o la admiración, como sentimientos negativos como la insatisfacción o la decepción.


¿Qué provoca que no seamos asertivos?
  • La timidez: tener un miedo excesivo a hacer el ridículo.
  • La falta de autoestima: no confiar en nuestra propia valía; pensar que hemos de complacer siempre a los otros para conseguir que nos aprecien
  • Pocas habilidades de comunicación: no ser capaces de expresarnos adecuadamente, o no saber entender lo que nos dicen. Dejarnos llevar por los prejuicios, no ser capaces de discutir sin pelear.
  • La sobreprotección: no haber aprendido a hacer las cosas por nosotros mismos. El miedo a quedarnos solos, que nos convierte en personas dependientes y manipulables.
¿Cómo aumentar nuestra asertividad?
Básicamente reforzando nuestra autoestima.
Eliminando todos esos pensamientos automáticos que nos inducen a creer que valemos menos que los demás, que nos hacen creer que los demás no nos van a querer si no les complacemos en todo. 
Venciendo la timidez, el miedo al ridículo. 
Liberándonos de esos complejos de culpa que tan a menudo nos inculcaron en la infancia y que no nos dejan reclamar lo que nos merecemos. 
Olvidándonos de eso de que "hay que dar la otra mejilla" o  "no hay mejor desprecio que no dar aprecio"...  

Porque no es cuestión de ir por la vida buscando pelea, ni de ceder a la provocación, sino haciéndonos valer, procurándonos respeto.

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